A modo de preludio, me permito realizar una ligera
exposición muy global para introducirnos en la temática. De paso, me
puede servir para mínimamente definir mi perfil y así podáis conocerme
algo más quienes aún no he
tenido la suerte de conocer.
Sería
difícil que nos entendiéramos si intentáramos ponernos de acuerdo en la
naturaleza y carácter del fenómeno. Manifestaciones de todo tipo nos
dirigen a innumerables posibilidades. Ni siquiera podríamos decir si las
distintas fenomenologías forman parte de un “todo”, un único brazo
ejecutor, o si por el
contrario son fenómenos individuales y un poco de cada cosa. Creo que
nos perderíamos debatiendo sobre ello. Unas veces actúa con carácter y
presencia física en los clásicos avistamientos, otras actuando en la
psiquis de los individuos, otras de forma aparentemente parapsicológica,
a pesar de no distinguir en numerosas ocasiones dónde termina la
ufología y empieza la parapsicología, y así un amén de etcéteras. Según
los datos de cada caso, teorizamos sobre distintas teorías:
extraterrestre, adimensional, psicológico, experimental, etc.
Entiendo que nuestro cometido como investigadores no
es sólo dedicarnos a contemplar las distintas formas que adopta el
fenómeno, o recopilar casos (aunque nos permitan obtener estadísticas y
posibles ortotenias), sino que de alguna manera estamos en la
obligación, aunque nunca lo consigamos, de tratar de esclarecer en
cuanto nos sea posible aquello que se encuentra tras él o los
mismos.
Es muy difícil, tremendamente difícil, obtener
conclusiones. En mi caso, a la vista de lo que os he expuesto, desde
hace algunos años, y tras el obligado paso de recopilación de casos y
otros menesteres, decidí plantearme la investigación buscando un nexo
que resultara común. En virtud de ello, obtuve una conclusión: sea cual
sea la forma en la que se manifieste el fenómeno: siempre es una
interacción en nuestra realidad física, mediante el conducto que sea.
Luego si el fenómeno llega hasta aquí, ha de tener un camino de vuelta.
Y ahora cabría preguntarse por qué se manifiesta ante nosotros, ¿qué
necesidad o intención lo provoca?. He teorizado bastante con la
posibilidad de que cuando interacciona con nuestro mundo es porque, en
ese momento, esté necesitado de algo de aquí, posiblemente porque en ese
justo momento es cuando más cerca lo tenga y es cuando ha de hacer presencia,
voluntaria o forzadamente. Eso está por ver.
Os pondré sólo dos ejemplos (a mi pesar) con su consiguiente salto en el
tiempo para intentar orientarme.
Empecé a esbozar este pensamiento en la investigación
de un caso, a principios del año 92. Un caso inédito, como la gran
mayoría de los que he realizado, porque no busco en la investigación,
como siempre digo, nada más que el conocimiento. No me lucro de ella,
sino todo lo contrario y no busco satisfacer ninguna inquietud de
conocimiento del gran público en general, sólo la mía y de aquellos que
me consta buscan igual.
No me
extenderé demasiado para no haceros tediosa esta mi primera
participación. Los hechos
ocurrieron cerca de la central nuclear de Lemóniz, en el norte de
España. Un objeto, nave, o como se le desee llamar fue contemplada por
miembros del cuerpo de la Guardia Civil que prestan su vigilancia en la
zona. Para haceros breve la secuencia os diré los hechos confirmados y
corroborados: En un radio de unos 100 km durante tres minutos, dejan de
funcionar (que haya podido confirmar) 12 de los radares automovilísticos de
los coches patrulla, cuyas características electrónicas internas las
estudiamos en su momento. Os acompaño unos archivos con el tipo de radar
que se utilizaba en los coches en la época así como la posición que
ocupan todas las patrullas en los distintos enclaves que ordena la
Comandancia. Las alarmas autómatas de dos subestaciones eléctricas
avisan a sus retenes de guardia de una desconexión en la línea. Los
registradores amperimétricos memorizan una curvatura de nivel 0 en la
misma franja horaria. Y podría seguir algo más con las distintas
mediciones que pudimos hacer nosotros al poco tiempo de ocurridos los
hechos, que aún ofrecían registros anormales para la zona. En
definitiva, todo parecía indicar una puesta en escena necesaria para
surtirse de materia prima y a su vez de comprensión de nuestras leyes de
comportamiento físico para anular posibles detecciones. ¿Si
estudiásemos, por ejemplo la disposición de electrones en el campo
magnético creado, podríamos obtener el dato de un principio de
conocimiento y la correspondiente creación de un necesario flujo
magnético? Si así fuera, podríamos sacar una primera pauta: el fenómeno
es inteligente (cosa que ya sabemos).
A
finales de septiembre del año 2001, acompañé a Ramón Navia a visitar al
amigo Manuel Figueroa a una localidad de Ciudad Real. Tras la visita
para departir con él de algunos asuntos emprendimos de nuevo viaje. Por
el “casual” de un comentario nos acercamos a curiosear sobre los rastros
de un extinto geyser que existió en la zona. Allí Ramón, encontró huellas que parecen
adaptarse a las de su estudiado IEA (Intruso Esporádico Agresivo). Sobre
esto el compañero y amigo Ramón os puede dar su impresión mejor que yo.
¿Es esto tal vez una segunda pauta?: ¿el fenómeno tiene capacidad de
obrar en nuestros actos?¿dispone?
Sobre esto, me gustaría apuntar la teoría de Ignacio
Darnaude de que allá por donde anda Manuel suele aparecer casuística del
IEA.
Creo que a poco, o a mucho, que pusiésemos nuestra
atención en estos dos trazados, e intentando detectar analíticamente sus
formas, estaríamos trabajando directamente dentro de su propio campo de
acción, algo así como empezar en su “ciencia” desde cero, tal y como
hicimos nosotros con la nuestra en su momento, pero con la ventaja que
hemos de tener de que cuando menos, los escasos conocimientos de que
ahora disponemos, no es un punto de salida tan ínfimo.
Esto es sólo un apunte que deseo compartir con vosotros.
Innegablemente habría mucho más que decir, y os aseguro que con mis
enormes ganas me he quedado. Pero dejémoslo aquí que tiempo tendremos de
ahondar poco a poco y conocer las líneas maestras de nuestros trabajos.
Es hora de convertirnos en verdadera disciplina, les pese a quienes les
pese.
Un abrazo.